31.1.12


   a veces todo está ahí pero tardas en darte cuenta.

28.1.12

Me deprimen las estaciones de autobuses, pero pensarás que no es nada original, desde siempre hablar de ello hace que uno se sienta profundo y especial. Pero todo lo contrario, me siento vulgar y hecha un desastre maldiciendo la estación de esta ciudad y los precios del AVE mientras como un sandwich y entiendo que si las cosas hubieran estado al revés todo hubiera sido diferente. 
Pero Madrid no tiene la culpa, Madrid es una jodida maravilla y yo confieso estar enamorada de ella y de sus sitios preciosos donde siempre nos imagino bebiendo y hablando sin parar, bueno, tú hablando más que yo porque contigo soy más callada que con el resto.
Estoy esperando a que el reloj marque las tres. Un señor le ha traído la bebida a su mujer, aunque igual no es su mujer y es su amante, que eso siempre está de moda. Es raro que sea la única de toda la cafetería que está sentada sola. Es raro que, de hecho, no me importe. No quiero tentar más a la suerte porque hoy le gusta ponerse en mi contra, así que no marco tu número y no pienso, no pienso en absolutamente nada. Ya es la hora, decido que así está bien y subo al autobús. A mi lado hay un señor que viste con camisa de rayas en tonos lilas y marrones, lleva gafas y huele a jabón de pastilla. Puede que sea de las pocas veces que esto sucede, así que considero que eso es como si me tocara la lotería dentro de esta mierda de día.
Me paso las dos primeras horas del viaje escuchando a Los Planetas, que en estas situaciones siempre vienen bien (esto lo digo cientos de veces y es muy probable que le pase a mucha gente. No soy nada original, ya te lo decía). De repente J dice algo así como: si necesitas una mano ya sabes dónde tienes que llamar para que te den de lado, y  yo sólo puedo asentir.
Cojo el móvil y releo tus mensajes, intento seleccionar sólo lo muy bueno, pero en el fondo no tengo fuerzas ni para eso.
Hemos parado, he bajado y he vuelto a subir. Han puesto una película que se titula "Bienvenidos al norte". Bienvenido a tu puta madre. Llevo un día que es un desastre. Decido escribirte con todo el derrotismo del mundo, y espero impaciente. Dices "sí, quiero". Y a pesar de lo que pase luego, eso es lo único que ha conseguido alegrarme.



22.1.12


trucar a casa. recollir les fotos. pagar la multa.

16.1.12

   Cabin and Woods



14.1.12



que ironía somos.

13.1.12


   puedo pasarme horas planeando el momento en el que decido irme y construyo algo así donde vivir.
   páginas como esta ayudan bastante a querer acelerar el proceso cuanto antes.

11.1.12




   enero: acostarse con esto

10.1.12



























   tarta de zanahoria y Be en Lolina. 

9.1.12

   Robert Morris



8.1.12

Marie me preguntó, acercándose a mí, si sabía que al día siguiente era mi cumpleaños. Mañana, dijo, en cuanto nos despertemos, te desearé toda la felicidad del mundo, y será como si deseara a una máquina, cuyo mecanismo no conozco, un buen funcionamiento. ¿Puedes decirme, dijo ella, cual es la razón de que seas tan inaccesible? ¿Por qué, dijo, desde que estamos aquí, eres un estanque helado? ¿Por qué veo que tus labios se abren, como si quisieras decir, quizá incluso gritar algo, y luego no oigo nada? ¿Por qué al llegar no sacaste tus cosas y has vivido, por decirlo así, de la mochila? Los dos estábamos separados unos pasos, como dos actores en el teatro. El color de los ojos de Marie cambiaba con la luz decreciente. Y yo traté otra vez de explicarle y explicarme los inconcebibles sentimientos que me habían acosado en los últimos días; de decirle que, como loco, pensaba que continuamente por todas partes me rodeaban signos y secretos; que incluso me parecía como si las mudas fachadas de las casas supieran alguna cosa mala de mí, y que siempre había creído que tenía que estar solo, lo que ahora, a pesar de mi añoranza de ella, era más fuerte que nunca . No es cierto, dijo Marie, que necesitemos la ausencia y la soledad. No es cierto.


Austerlitz,
W.G. Sebald